VISIÓN Y REVELACIÓN DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO Y EL ÁNGEL A ANTONIO MURILLO (DÍA 25 DE JUNIO DEL 2023)

“ ¿Señor a dónde vamos a ir?. Sólo Tú tienes palabras de vida eterna”

Queridos hermanos.
Quisiera compartir con vosotros, ésta revelación que Antonio ha tenido en la madrugada del 25 (domingo) al lunes 26 de junio del año 2023 en su casa. Iré redactando el mensaje por partes e iré explicando el significado de la revelación y el mensaje.

VISIÓN: Antonio se encuentra en su casa, estando durmiendo, alguien le despierta, es el ángel del Señor, le dice que le acompañe que le van a mostrar algo. A continuación contempla un campo, está lleno de abrojos, cardos y malas hierbas, casi intransitable.
EXPLICACIÓN: El campo que le muestran a Antonio es símbolo del mundo. Los abrojos, cardos y malas hierbas, representan al pecado que entro en el mundo y en la humanidad. También significan las contrariedades, los dolores, las enfermedades, las adversidades, los sufrimientos que experimentamos en el camino de esta vida.

 VISIÓN: El ángel le pide a Antonio que lo observe y después  le dice que el Señor ha caminado antes por él, que no debemos lamentarnos tanto por los caminos y las cruces que nos toca recorrer en la vida ya que Jesús antes que nosotros, ya ha recorrido un camino mucho más tortuoso y su cruz ha sido la más pesada de todas que las que nos toca a nosotros recorrer en la vida.
EXPLICACIÓN: Dice la Sagrada Escritura que “tanto amó Dios al mundo que envió a su único Hijo para que todo el que crea en Él tenga vida eterna. El Hijo de Dios, Nuestro Señor Jesucristo se hizo Hombre verdadero por obra del Espíritu Santo en las entrañas de nuestra Madre la Virgen María. Por lo tanto Jesús al hacerse hombre asumió nuestra naturaleza humana, es decir, se hizo semejante a nosotros menos en el pecado. Cargó con el pecado de la humanidad, experimentó el rechazo de los hombres, la soledad, las injurias, los desprecios, las burlas, por último cargo la cruz y entregó la vida por nosotros, muriendo en la Cruz para dar muerte al pecado y a la misma muerte a la que estaba destinada la humanidad.

VISIÓN: A continuación, Antonio observa que a la orilla de este campo baldío hay un pozo con un brocal y se acercan a verlo. Al lado del brocal se encuentra Jesús de pie que les mira a ellos. Al acercarse al pozo pueden ver de cerca al Señor y fijarse en algunos detalles como una especie de manto rojo que lleva y también pueden contemplar nítidamente las llagas de las manos y de los pies.
EXPLICACIÓN: Cuantas veces el Señor les dijo a sus discípulos que no tengan miedo, yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo. Aunque el Señor no le habla a Antonio, el Señor con su mirada de amor y de misericordia le está transmitiendo paz al corazón y esperanza, Él está con nosotros y aunque tengamos que recorrer caminos espinosos ( es decir cargar con la cruz) Él es el cirineo que nos ayuda a cargar nuestra cruz y nos dice ánimo no tengas miedo, yo estoy contigo.

VISIÓN: Cuando están frente al pozo, el Ángel le pide a Antonio que mire dentro del pozo y le da una vasija para sacar agua. Antonio se asoma, pero se da cuenta de que el agua está a mucha profundidad y que no va a poder sacar agua. Jesús permanece callado, no habla, es el Ángel el que le habla a Antonio haciéndole comprender que son los pensamientos de Jesús, el ángel le dice a Antonio que tiene poca fe y que mire de nuevo al interior del pozo, al mirar de nuevo, puede observar como el nivel del agua del pozo va subiendo poco a poco hasta que llega casi a rebosar. Se trata de un agua pura y cristalina.
EXPLICACIÓN: Esta visión nos lleva a recordar el pasaje dónde Jesús se encuentra con la mujer samaritana en el pozo de Siloé. Jesús entabla una conversación con la mujer y le pide que le de beber. Al final de la conversación Jesús le dice a la mujer que si supiera quién le está pidiendo de beber, le pediría a Él que le diese de beber. Jesús le dice: Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú le pedirías, y él te daría agua viva.
Jesús es el agua viva, quién beba no tendrá más sed y recibe la Vida verdadera. El agua del pozo que Antonio ve es un símbolo de lo que Jesús es y que quiere saciar la sed de la humanidad que está sedienta de Dios.
Antonio se encuentra con una dificultad y es que no puede sacar el agua del pozo porque está muy profunda. El Ángel le dice que tiene poca fe. En otro pasaje del evangelio, Jesús le dice a sus discípulos que sin Él no pueden hacer nada. Por lo tanto Jesús reclama la confianza plena en su palabra sabiendo que nosotros somos limitados. Cuantas veces hemos experimentado en la vida de fe muchos obstáculos y dificultades y tenemos que reconocer con humildad que somos hombres de poca fe. Tenemos que tener claro y ser conscientes que quién va a salvar a la humanidad no somos nosotros, sino Jesús. Simplemente nos pide que confiemos en su palabra y la llevemos a cabo (aunque para nosotros lo veamos difícil e imposible). Lo imposible para nosotros es posible para Dios.
Al final Antonio ve cómo va creciendo el agua del pozo hasta rebosar. Lo que para Antonio era imposible de realizar, para Jesús es posible. Por lo tanto hermanos tengamos una fe confiada y plena en la persona de Jesús y demos crédito a su palabra y mandatos.

VISIÓN: El Ángel le dice a Antonio que con la vasija que tiene en su manos tiene que dar a beber a todos los que se acerquen sedientos buscando esta agua que está purificada. Antonio se gira y puede ver una fila interminable de almas que esperan para beber del agua. Antonio no bebe de la vasija y empieza a dar de beber a todas las almas que allí están esperando: el Ángel le comenta a Antonio que no bebe porque es un alma muy humilde y prefiere dar de beber a los demás antes que a él mismo.
EXPLICACIÓN: La fila de almas que es interminable y Antonio ve, se refiere a almas que ya han dejado este mundo y que necesitan purificarse de sus pecados. Por eso necesitan beber del agua viva para limpiarse y poder entrar a la Vida Eterna y poder gozar de la visión de Dios eternamente donde experimentarán la verdadera felicidad y paz que sólo  puede dar Dios.

VISIÓN: Las almas que se acercan vienen muy afectadas, algunas con enfermedades, como si fueran leprosos, en muy mal estado. Según van bebiendo del agua se van recuperando de sus aflicciones.
A mitad de la fila, Antonio se percata de que hay un gran número de sacerdotes y religiosos y religiosas que guardan la fila para beber del agua. Antonio se pregunta el por qué de su presencia en la fila. El Ángel le dice que están allí porque no fueron fieles al cumplimiento de los mandamientos de Dios y al cumplimiento del Evangelio y el seguimiento fiel a Jesús y que también necesitan beber del agua para purificarse.
EXPLICACIÓN: El motivo principal de las afecciones y sufrimientos que reflejan las almas en su rostro es debido a los pecados cometidos en esta vida. Dios nos ha creado puros, sin mancha y nos ha dado el don de la libertad. Por lo tanto nosotros somos responsables de nuestros actos y pensamientos. Él nos dejó los mandamientos para que nosotros los cumpliéramos y los pongamos por obra y así poder alcanzar la salvación.
Jesucristo el Hijo de Dios al hacerse Hombre nos presentó el camino (Evangelio) por el cuál podemos alcanzar la salvación y la resurrección. Jesús dijo a sus Apóstoles y también vale para nosotros el nuevo mandamiento: “Amaos unos a otros como yo os he amado…”
Hay un pasaje dónde una joven rico le pregunta a Jesús qué ha de hacer para heredar la vida eterna. Jesús le responde: cumple los mandamientos y tendrás la vida. El joven le dice que ya lo cumple, y Jesús le añade: sólo te falta hacer una cosa; vende todo lo que tienes y sígueme y heredarás la Vida Eterna.

VISIÓN: Las almas siguen pasando y bebiendo del agua y al final de la fila, Antonio observa que hay muchas almas de niños pequeños que no tienen enfermedades como la lepra u otras parecidas que traían las demás almas, pero que están tristes y apagadas. Antonio le pregunta al Ángel la razón de por qué los niños estén en la fila si son inocentes y no han cometido pecados. El Ángel le responde que se tratan de niños que no han recibido la luz del Espíritu Santo (son los niños que no han recibido el Bautismo y que permanece en sus almas el pecado original) al ingerir el agua, estos niños se llenan de la luz del Espíritu Santo y quedan restablecidos al estado que en un primer momento nos creo Dios puros sin mancha.
EXPLICACIÓN: En esta parte de la visión, es normal que venga a nuestro pensamiento la pregunta que también se la hace Antonio y se la manifiesta al Ángel: ¿por qué los niños recién nacidos si son inocentes y no han cometido pecado, tienen que beber del agua?.
Para responder a la pregunta, primeramente nos tenemos que remontar al principio de la creación cuando Dios creó al hombre y a la mujer y los puso en el paraíso. Dios les dice que pueden comer de los frutales para su subsistencia, pero del árbol del bien y del mal les ordenó que no comieran. Eva la mujer fue tentada por la serpiente (maligno) y tristemente cayó en la tentación.
Hay que decir que el maligno no tiene poder para obligar al hombre a pecar. Solamente pone ante nuestros ojos la tentación y nosotros con nuestra libertad que es don de Dios, decidimos si caer en la tentación o rechazarla.
Por lo tanto Adán y Eva cayeron en la tentación, es decir, desobedecieron el mandato de Dios. Las consecuencias de esta desobediencia es que entró en la vida de Adán y Eva el pecado original y la muerte y por consiguiente la expulsión del Paraíso. Y esto heredaría las generaciones futuras. Por lo tanto cuando un hombre y una mujer nacen, heredan el pecado original y la muerte.
El hombre por sus propias fuerzas no puede reparar el daño causado. Una vez aclarado cómo entró el pecado original en la vida del hombre, viene otra aclaración a la pregunta que nos hemos planteado y que es la más importante.

La Sagrada Escritura nos presenta la figura de Dios como un Padre que es clemente, compasivo y misericordioso. Dios por puro amor decidió reparar el daño causado por el hombre. Dice el Evangelio que tanto amó Dios al mundo que envió a su propio Hijo para que todo el que crea en Él tenga vida eterna.
Dios envía a su Hijo para salvar al hombre. Jesús carga con la culpa cometida por el hombre sobre sus hombros para rescatar al hombre de su perdición que era su destino.
¿Cuál es el precio que tiene que pagar el Hijo de Dios para reparar el daño que cometimos nosotros?. La respuesta la encontramos en el Evangelio. Jesús tiene que sufrir su pasión, muere en la cruz y muriendo en la cruz, Jesús da muerte al pecado y a la misma muerte y el fruto de esta entrega incondicional de Jesús en la Cruz es la Resurrección y de nuevo se nos abren las puertas de la Vida Eterna.
Ahora ya sabemos cómo entró el pecado original en la vida del hombre y sus consecuencias y podemos comprender el por qué los niños que están en la fila tienen que beber del agua. Pero el Ángel le dice a Antonio que tienen que beber porque no han recibido la luz del Espíritu Santo.
Aquí podemos plantearnos otra pregunta importante: ¿Cómo podemos recibir la luz del Espíritu Santo y así limpiarnos del pecado y recibir la gracia de Dios?
La respuesta la encontramos en el evangelio cuando Jesús va al río Jordán, donde Juan el Bautista está bautizando a la gente allí congregada. El bautismo que practica Juan el Bautista, es un bautismo de arrepentimiento y de preparación para recibir al Mesías prometido que pronto llegará. Este bautismo no tiene el efecto de perdonar los pecados y de recibir la luz del Espíritu Santo.
Jesús se acerca a Juan y le dice que le bautice. En ese instante cuando Jesús sale del agua el evangelio dice que se posó sobre Él el Espíritu Santo y que seguidamente una nube se posó sobre Jesús y desde la nube se oyó la voz del Padre que dijo: “Este es mi Hijo amado en el que me complazco, escuchadle…”
Inmediatamente cuando Jesús sale del agua, Juan Bautista señala a la gente que Jesús es el verdadero Cordero de Dios que quita el pecado. Por lo tanto Jesús inaugura y crea el nuevo y definitivo bautismo por el cual todo aquel que se bautice se le borrará el pecado y recibirá la luz del Espíritu Santo y la vida eterna.

Hay otro pasaje del evangelio que nos ayudará a esclarecer la pregunta planteada de cómo recibir la luz del Espíritu Santo. Es el diálogo que tiene Jesús con Nicodemo:

Había entre los fariseos un hombre, llamado Nicodemo, judío influyente. Este vino a él de noche y le dijo: Rabbí, sabemos que has venido de parte de Dios como Maestro, pues nadie puede hacer los prodigios que tú haces si Dios no está con él. Contestó Jesús y le dijo: En verdad, en verdad te digo que si uno no nace de nuevo, no puede ver el Reino de Dios. Nicodemo le respondió: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Acaso puede entrar otra vez en el seno de su madre y nacer?  Jesús contestó: En verdad, en verdad te digo que si uno no nace del agua y del Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios.

Por lo tanto ahora si sabemos cual es el sacramento que nos posibilita el perdón de los pecados, recibir la luz del Espíritu Santo y poder acceder a la vida Eterna, es el sacramento del Bautismo creado por Jesús para nuestro beneficio.
Con toda esta explicación podemos comprender el por qué los niños se acercan a beber del agua.

VISIÓN: Al terminar de beber todas las almas del pozo, por fin Antonio puede beber del agua de la vasija, es el último en beber, el ángel le dice que no tenga miedo de beber del agua de la vasija que no se va a contagiar de todas las afecciones de los que anteriormente han bebido, que beba sin miedo. Antonio bebe del agua. FIN DE LA VISIÓN

EXPLICACIÓN: Antonio bebe del agua el último. También él tiene que beber y aunque ha recibido y sigue recibiendo los dones del Señor y de nuestra Madre la Virgen María, es hombre pecador y también necesita beber del agua.
Le dice el ángel que no tenga miedo de beber que no se va a contagiar, es decir, sabemos que el agua es el símbolo de lo que Jesús es el Agua Viva. Jesús no tiene pecado, por lo tanto la gracia que recibimos de Él nunca se contamina, es pura y purifica.